jueves, 20 de octubre de 2016

Los Sub25 descubren el mundo

Dylan grita “Play it fuckin loud!”

Me gustan los Poesía Sub25. Siempre me gustaron y, a pesar de las distancias un poco marcadas ahora, en verdad no lo estamos tanto. Ni en pretensión estética ni ética. Sin embargo hay diferencias. Diferencias que se notan de sobremanera. Creo que la principal es que son muchísimo más agitadores virtuales y tiene mayor exposición virtual que esta revista, o en verdad cualquier revista o colectivo virtual. No me desagrada, todo lo contrario: lo hacen perfectamente bien, puesto que no es solo difusión de lo que existe sino que crean contenido lo que es más difícil de encontrar en nuestros días. No me refiero a contenido académico (porque esas webs hay) sino a reseñas, críticas, presentaciones, talleres, etcétera, y lo difunden muy bien. Además en sus integrantes hay inteligencia, sensibilidad y cierta conciencia plena de sus capacidades. Aunque a veces disimulen su exposición con juegos de lenguaje y memes tontos (en verdad, en esa ambigüedad de visible/no visible, seriedad/juego, compromiso/fiesta, etcétera, se esconde mucha de la nueva ¿nueva? forma de ser inteligente-culto en las redes virtuales en estos días), lo que hay en verdad son las ganas de sacudir el gallinero y tienen varios post para probarlo. Por más que muchos renieguen de esos, de sus poses alt lit, de su coqueteo virtual, son los únicos que realmente tienen algo que decir. Quiero decir, además, déjenme ser claros: lo dicen. Su desparpajo y soltura lo celebro. En el Perú, donde todos andamos con el rabo entre las piernas, con ese temor estúpido a decir lo que realmente uno piensa, a decirlo a media voz o a escondidas, este grupito de "locos bajitos", como los llama el poeta Fernández, son lo mejor. Hasta aquí, todo bien.

De las similitudes con esta revista, Mutantres, hay muchísimo. No seré pretencioso en atribuirme algo más de lo que es (temo que Roberto me odie otra vez), pero basta decir que con Roberto organicé La Antisemana de la Literatura 2015 o que todos sus integrantes del comité editorial publicaron en Mutantres en números pasados. Hay coincidencias más interesantes, y debatibles, por cierto, pero esas dos te pueden dar una idea general de lo que estoy hablando. (Ah, por cierto, el ampli Marshall, otrora símbolo de nuestras presentaciones, lo tienen los Sub25 y todavía no retorna al cubil mutantre.)

Pero de lo que se trata este texto es más bien comentar la última controvertida publicación de Sub25 puesto que siento que es básicamente un perro que se muerde la cola, un cojo que tropieza con su bastón, un ciego que vuelve sobre sus pasos. Pasaré a comentar. Puesto que como dice Rimbaud, seré ocioso y brutal, aquí voy.

Quiero comenzar como comienzan los Sub25 a escribir sus post. Tal vez sea solo Roberto que escriba así, pero igual es casi un sello característico. Comienzan a hablar de alguna banda indie, luego mezclan el texto con memes graciosos (otros no tanto), incluyen vídeos de bandas o parodias y subtitulan el texto con frases que no saben donde van. Todo parece divertido, sugerente y casual, pero en verdad está bien pensado. Es parte de su estética. También incluyen algún rankin de radio Doble9 o de la revista Rollin Stone. Bueno, algo así. Todo esto, quiero dejar constancia, lo encuentro creativo y divertido, me gusta. No quiero apropiarme de todo, así que solo comenzaré con su clásica apertura musical.

Comenzaré con Bob Dylan, ya que está tan de moda criticarlo o ningunearlo, o alabarlo grandiosamente. Ambas situaciones me resultan feas puesto que los pontificadores como los ninguneadores apestan. Me repele el que, apelando a su "cultura", resuelve sentenciosamente endiosarlo, o el que sin conocerlo, lo reduce a su hipismo o folk singer. En fin, para esto están precisamente las redes, para pavonearse. Lo importante creo será leer entrelíneas. Bueno, como decía, comenzaré, como comienzan los Sub25, con Dylan. Y será algo genérico, puedo equivocarme en datos precisos pero la idea está y no es errada. Bob Dylan en el colegio, un pulpín, formó una banda de rock, súper ruidosa, que el director del colegio donde tocaban les apagó el micrófono. Era la música que se hacía o que se comenzaba a hacer en esos días. Cuando era de suponer que Dylan seguiría ese camino rockero, decidió cojer su guitarra y tocar como Woody Guthrie, viejas canciones de folk del sur gringo, viajar con su guitarra y aprehender (con h) toda esa vieja escuela de canción popular. Graba tres o cuatro discos. Se gana la fama, lo idolatran. Giras por el mundo. Cuando decide grabar su siguiente disco, todos esperan que siga con el folkie de denuncia social, enchufa las guitarras, agranda los amplis y graba el 61 Highway Revisted. "Traitor", le dicen en el Newport. Dylan le dice "I don't believe you" y continúa. Graba el Blonde o blonde. Oro puro. Así comienza su etapa eléctrica maravillosa que continuaría con unos discos más que lo consagran. Y cuando ya tiene sentada su carrera como folkie y rockero, y la gente le pide más, graba el John Westley Hardin que es un disco country, y así continúa mutatis mutandis. E incluso, cuando ya le aceptaban cualquier disco, cualquier cosa, decide dejar de grabar. Silencio. Lo que quiero decir es que Dylan siempre estuvo más allá de lo que la gente esperaba de él. Cuando algo le gustaba, le cansaba al segundo y buscaba más allá. Lo dice de Kerouac, de los Beatniks, incluso de los Beatles e incluso de la prensa norteamericana. ¿Es eso la vanguardia?

Otro ejemplo. Sun Records. El famoso sello discográfico con el que prácticamente se inició mucho del rock que conocemos como tal. Lo que digo es polémico, pero tampoco deja de ser cierto. Sun Records fichó a genios como Elvis Presley, Johnny Cash, BB King, y pero grabó a miles más en las que a todos les prometió (y todos se lo creyeron) ser los nuevos dioses del rocanrol. Aparte de su afinado instinto musical, era un capo negociante. Fue el primero en instalar un moderno estudio de grabación en el garage de su casa y sus servicios incluían hasta asesoría en corte de cabello o la ropa que debías usar o las respuestas que debías dar en las entrevistas. De muchos modos, Sam Phillips fue un genio también aunque no creo prácticamente nada. Igual tiene su espacio en el firmamento del rock. ¿Así se construye la vanguardia?

Cuando en su post, los Sub25 dicen que no saben lo que es la vanguardia o ya no tienen idea de lo que es, recordé que hace poco leí el prólogo de Chueca sobre poesía peruana de la vanguardia. Ahí se pone en cuestión justamente ese término que, usado en las primeras décadas del siglo pasado, parecía tener mayor sentido. ¿Y ahora, hoy? La respuesta la encontré en Mirko Lauer donde hablando del surrealismo, una posible corriente vanguardista, la descarta, pues el legítimo vanguardista mira su contemporaneidad, su coyuntura, su contingencia, su tecnología. Por eso dice que el futurismo sí; el surrealismo no. Por eso creo que es posible hablar del vanguardismo, sin pecar de pedantería, en el discurso de Sub25 porque esta asume su contemporaneidad (la internet, las redes sociales, la virtualidad, la ampliación y limitaciones de esta) en su discurso y son la extensión casi de su cerebro y la asimilación de su cultura.

Aplaudo su honestidad, pero descreo de su optimismo. Su torpeza es afiebrada como su impulso y su entusiasmo. Creo que es producto de ciertos vacíos, hoyos, de lecturas de nuestra tradición poética. Y es que la internet te da con un mano y te la quita con mil.

Pues yo creo que el mal que aqueja a Sub25 (y "mal" es una forma de llamarlo, no quiero parecer sentencioso ni autoridad de cenáculo) es justamente lo que se quejan pues ellos mismos lo padecen. Ahora mismo parecen haberse dado cuenta, creo que es un poco tarde pues han venido siendo adalides justamente de eso que critican. Y no son precisamente novatos pues tienen algunos añitos y hasta aniversarios celebran. Pero finalmente nunca es tarde. Más vale tarde que nunca. De algún modo, celebro su post pero acuso su miopía pasada.

Y para terminar, y siguiendo con Dylan, frente a las críticas Dylan no respondió con críticas sino con discos cada vez más y más grandiosos, aceptando que lo único que da el paso más allá de lo consabido por tirios y troyanos siempre es la fresca belleza de la creación.