martes, 21 de febrero de 2012

"ME CAGO EN LA LITERATURA"


Lo buscamos en su casa, previa cita, y no lo encontramos. Lo buscamos por segunda vez, previa cita y advertencia, y tampoco lo encontramos. Lo buscamos por tercera vez, con nueva cita, advertencia y regalo, y al fin lo encontramos. El regalo: Un libro y un pisco. Se quedó con el pisco. Inédito hasta el momento, pero con dos libros en imprenta y en distinta editorial: Memorias desde el vientre de la puta de mi madre (relatos) y Uña, mugre y pedos (poesía). Visiblemente fastidiado, por momentos sentimos su mirada de desprecio, atendió a nuestras preguntas, entre copa y copa, se atrevió a recitarnos algunos versos suyos.

Foto: Claudia Echeverre

- Sabemos que comenzó a escribir muy tarde, ¿cómo comenzó a escribir?, y, mejor ¿cómo se atrevió a publicar?
- Ustedes me quieren decir "a la vejez, viruela", jodidos cabrones. Yo escribo porque no tengo mejor cosa que hacer. Todo lo ajeno a la escritura me parece de una insensatez agobiante, me asquea tener que asumir este puto mundo de mierda con el lenguaje de fábrica, el único que tenemos. En realidad, comienzo a escribir cuando estuve preso en la cárarcel porque la desgraciada de mi mujer me denunció por abuso físico y psicológico. Me dieron siete años de pena privativa de mi libertad por torcerle el cuello y tratar de arreglarle las tetas con mi navaja. Con todo lo que la quería, hubiera matado a esa cabrona.

- Entonces es cierto los que lo tildan de "cerdo machista"...
- Eso me dicen las frígidas de la Flora Tristán. Me cago en las feministas. También me cago en los machistas. En realidad, me cago en todo. A mí que me dejen en paz. Salí a los tres años de la cárcel por buena conducta y por organizar la biblioteca presidiaria. Esa es mi venganza contra mi mujer: haber salido antes de tiempo y por buena conducta.

- No nos ha respondido, ¿cómo se atrevió a publicar? Sabemos que tiene dos libros en imprenta.
- Nunca he querido publicar. Detesto los egos artísticos, sobredimensionados e inflados en su gran mayoría. Sus egos son burbujas que, al menor punzón, explotan, y son de una hediondez insufrible. En realidad, yo he publicado por insistencia de un amigo que tiene mucha plata y no sabe cómo gastarla, y como él, ingenuo y culto, ha decidido formar su editorial, pues me ha publicado; nos hemos inaugurado los dos, para sonar maricón que está tan de moda por estos días. En ese sentido yo siempre he admirado a Eielson que nunca le importó demasiado la publicación, pero sí fue muy exigente en esa elaboración, lúdica y brillante, de sus textos. Quitándole algunas mariconadas en algunos de sus poemas, aunque hay algunas mariconadas que te hacen llorar, es un escritor brillante.

- A propósito de los escritores que admira, ¿podría mencionar alguno?
- Vallejo tiene la frente muy grande.

- (...) ¿Qué quiere decir?
- Que eres un imbécil. Siguiente pregunta.

- Podríamos tildarlo como un "escritor maldito", ¿se siente así y qué opina de esa etiqueta?
- Me da igual como me nombren. En todo caso, preferiría ser nombrado como "romántico".

- ¿Romántico?
- Sí, y amoroso. Creo que no entiendes nada, ustedes los estudiantes no entienden nada, solo entienden de computadoras, celulares y de tonterías así. Las etiquetas o rótulos tienen y no tienen importancia alguna, lo que quiere decir que no existen. Sirven en la medida de que delimitan un campo de estudio y permiten fijar ciertos espacios, pero a la vez, ya lo sabemos, la literatura que importa transgrede y traspasa esos límites. Ergo, es una buena huevada como cualquiera. Además de "romántico", podrías agregar que amo a mi mujer y la perdono por haberme enviado a la cárcel.

- ¿Perdonarla ella? Pero si usted fue quien trató de matarla...
- Solo quería arreglarle las tetas, ya lo dije. Ella sabe que yo soy el único hombre que la merece y ella es mi sol; sin ella, mi vida es una no-vida, es un día sin luz... Escríbelo así, por favor. Escribe también que desde que no me contesta el teléfono me meo en los pantalones y me duelen los testículos de tanto masturbarme. Ella sabe que sólo con ella se me para el pájaro, que no puedo tirar con otra, y que sueño todas las noches que vamos los dos cabalgando un hermoso caballo blanco por la ciudad, y ella se ve preciosa con ese vestido verde que le queda tan bien, y todos nos miran porque ya nadie cabalga caballos blancos por la ciudad, entonces nosotros son sentimos muy orgullosos y felices y reímos mucho de ser los únicos que cabalgan caballos blancos en la ciudad, dile eso por favor, díselo...

- De acuerdo, pero esto no es un confesionario. Nos interesa su trabajo literario.
- Qué carajos van a saber de literatura ustedes. En todo caso, esto es literatura, purita literatura. Malditos estudiantes, ustedes no comprenden nada. No importa, a la mierda esta entrevista, váyanse de aquí, jodidos cabrones...

- Lo sentimos. Tenga, bébase otra copa de este pisco, le hará sentir mejor, no quisimos ofenderlo, por favor no se enoje.
- (...).

- Solo queríamos entender ese lado "romántico" y "amoroso" del que usted habla...
- Bah, ustedes no pueden entender nada, jodidos insensibles, ustedes solo entienden de computadoras y redes sociales, toda esa mierda. En todo caso, soy romántico a la manera de Hemingway; o Adolph, para sonar más peruano, aunque ese apellido no tenga nada de peruano. Y ya sé que Adolph no nació en el Perú, qué se creen que solo los que estudian en una universidad tiene derecho a saber literatura, ah, cabronzuelos de poca monta...

- A propósito de las redes sociales, ¿qué opina de estas?
- No tengo nada que decir. Me parece una extensión más de la infinita estupidez humana.

- Pero no cree que ayudan a los nuevos valores y talentos a publicar sus trabajos, y que puede ser un medio alternativo de difusión literaria.
- A otro con ese cuento de los "nuevos valores y talentos". Todo está podrido. Medios de difusión siempre hubo y habrán. Alternativos u oficiales, todos están divididos y secuestrados por grupúsculos de poder que se creen dueños de su pequeña porción de la torta literaria. Se alaban entre ellos, se critican entre ellos, incluso se amargan entre ellos, luego se amistan entre ellos, se editan entre ellos, para volver a alabarse entre ellos, así funciona esa mierda. Yo creo que hasta tiran entre ellos y sus polvos huelen a complacencia de puta sin dientes. A mí que no me jodan con esos grupos literarios.

- ¿Se da cuenta de que todo le jode, y no tiene otra palabra para nombrar su incomodidad?
- Claro: podrido, mierda, putrefacto, nauseabundo, asqueroso, requeteconchasumadresco, sarnoso, mierdoso, vomitivo, pedorro, comemierdas...

- Bueno, bueno, ¿qué nos dice la nueva literatura peruana?, ¿le interesa?
- No me interesa. Más conozco de la nueva literatura peruana y más extrañó a mi mujer. Saben que cuando estaba en la cárcel me llamaba algunos días para preguntarme cómo me iba, lo hacía sin remordimiento pero con compasión, para preguntarme si me habían hecho daño, o si algún degenerado sidoso me habían violado, o si algún maldito me había apuñalado. Me gustaban sus llamadas, yo las atendía puntualmente y sin rencor. Yo la amo. Ahora, no quiere contestarme el teléfono, se niega, y eso me entristece y me amarga la vida. Mis dos libros van a estar dedicados a ella; si por mis libros hago que vuelva a mi lado, estaré satisfecho.

- No le interesa la crítica, el valor literario que pueda tener estos libros suyos...
- Vaya pedazo de cojudos que me han tocado como periodistas...

- Quiero decir, no creen que tengan alguna valía sus textos y cómo evalúa usted la crítica.
- La literatura que me interesa no existe. Así. Simplemente no existe. Escribo porque no sé mejor cosa que hacer, y porque siento que el lenguaje, ese lenguaje que nombra lo que existe y es, por lo mismo, limitado y limitante, me es insuficiente. Escribo para redescubrir el lenguaje, es decir para encontrarme. Sobre esto se ha escrito toneladas de literatura. Y que no se mencione a nobel peruano que dice que la creación literaria es su venganza contra la chatez de la vida, que es su modo de ser Dios, menuda cojudez... Cualquier verso de Pizarnik que habla del lenguaje, en su criptitud, vale diez mil veces más. En todo caso, yo busco decir lo que pienso, decirlo bien, ser exacto, expresarme y tratar de hacer lo mejor posible; lo que, finalmente, no quiere decir nada. Todo apesta.

- ¿Y la crítica?
- La crítica es la paja mental de muchos. Su semen inunda salas y salones literarios, de universidades e instituciones. Es un semen fresco a veces, y muchas veces rancio. Algunos lloran semen, otros moquean semen, otros lo babean. Todos lo beben. No importa, hay semen en cantidades oceánicas y así, claro, alimentamos la industria de esta vaina que llamamos escuelas literarias y todo lo que esto implica.

- Bueno, gracias por la entrevista, maestro.
- Nada de maestro. Adiós.

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