El viernes pasado se reunieron en El Catrina varias publicaciones literarias de distintas universidades. Una sensación amarga e inconforme me quedó entre los labios. La amargura no es por la improvisada organización ni por el atraso; todo resultó, finalmente, bien. La sensación de amargura e inconformidad se dio por la cantidad de pelotudeces y lugares comunes que caen las publicaciones juveniles de literatura. Lo juvenil no es excusa para nada, tal vez un ligero atenuante (falta de experiencia, tacto, información), pero ni eso. Los jóvenes, que tan jóvenes no son, caen en facilismos, gratuidades, ingenuidad y poco sentido común. Con razón, las publicaciones de este tipo nunca duran nada, no llegan a seis números y su discurso, por obvio y patético, se cae a pedazos muy fácilmente.
Probablemente, Mutantres tampoco llegue a tener seis números.
Sospecho que lo juvenil puede ser sinónimo de ingenuidad y que en casi todas las publicaciones hay una suerte de amiguismo. Este amiguismo puede ser útil en el sentido de que juntan fuerzas, dinero, valentía, tiempo y comienzan a recopilar textos con algún criterio estético y de exigencia (en la medida de nuestras posibilidades) y publicar a gente joven, amiga, poco conocida pero con hartos ánimos de ver sus textos en papel impreso. Darles un eficiente diagramado y bonita impresión. Hasta aquí, todo bien. El problema es que cada grupo (si es que lo son, finalmente) quiere manejar y anunciar discursos, manifiestos, contar sus epopeyas, aventurillas de adolescente pajero, refundar una especie de Hora Zero, iconoclastías, y todas esas pajas. Pura cojudez.
¿Irse en contra de la Academia no es lo más "académicamente" más antiacadémico que existe? ¿Escribir con sangre, con huevos, con rabia, con el hígado no es la misma mierda de siempre? ¿Qué vaina con los manifiestos? ¿Y son dos, tres, más? ¿Qué postulado novedoso y anticapitalista ya no nos hemos comprado hace mucho? ¿Y tu novedad vale 5 soles? ¿Y tienes revista pero no tienes revista o publicación pero sí tienes un grupo?
Por siaca, no estoy hablando de calidad literaria, ni de los textos, ni haciendo juicios de valor. Los textos, como todos sabemos, se mantienen o se caen solos. No importa si están impresos a full color, en offset o fotocopiado en cualquier mugroso cuchitril. Nada de eso. Probablemente ningún texto de Mutantres resista al tiempo, ni de vainas. No importa, a Mutantres no le interesa demasiado escribir bien, sino plantear otra opción, arriesgar; evidentemente, se puede quedar en la pretención nomás. No importa, da igual. Mi reclamo no va por ahí. Nadie se va ufanar ni caer en la cojudez de mi texto es mejor que el tuyo.
En fin, hay que dejar de mirarse el ombligo y desahuevarse de una buena vez.
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